DISEÑO ARQUITECTÓNICO Y PAISAJÍSTICO
Esta fase trata de la formalización espacial de la vía ciclista y la organización de componentes que permiten alcanzar los objetivos previstos en las agendas de planeamiento y técnica. En esencia, la imagen de la infraestructura se desarrolla a partir del aprovechamiento de los paisajes, la cualificación de espacios y entorno inmediato, en busca de la apropiación ciudadana como lugares de uso cotidiano 16. Criterios generales de la fase
Desde el punto de vista conceptual: este manual distingue dos circunstancias de diferente naturaleza asociadas con el diseño de infraestructura ciclista:
i) el diseño de espacio vial confortable y ii) el diseño de los elementos y servicios complementarios.
El primero se plantea como estrategia para armonizar el comportamiento de los diversos usuarios urbanos en forma pacífica, confortable y segura, consolidando la convivencia con otros modos de transporte y otorgando prioridad a la movilización peatonal y ciclista.
El segundo brinda el soporte necesario a la actividad mediante una mejora del servicio y el posterior aumento en la valoración de la vía ciclista. Se destaca que para cumplir con su condición funcional y urbana es fundamental su correcta localización y el aseguramiento de su mantenimiento.
En cuanto al punto de vista metodológico: el proceso de diseño antes que de tipo “caja negra” (Jones, Broadbent, & Bonta, 1969) es entendido como una secuencia lógica y razonada basada en parámetros previos de referencia, que incluye tres actividades consecutivas: idear, presentar y evaluar (Zeisel J, 1986).
La ventaja de esta metodología es que reduce las posibilidades de error.
En cuanto al alcance: el diseño del espacio vial en el presente manual comprende: i) las franjas de circulación ciclista,
ii) sus elementos complementarios y iii) las adecuaciones del espacio vial-urbano general y de la superficie peatonal que favorecen su uso.
Estos puntos se desarrollan así: Para las franjas de circulación se implementan los componentes del espacio vial: una superficie continua, la señalización horizontal y vertical, las barandas y otros accesorios aislantes, incluyendo taches, bolardos, bordillos, señales luminosas.
Los elementos primordiales en el sistema ciclista son los parqueaderos y talleres, las áreas de descanso y protección climática, la iluminación, la arborización y los cerramientos,
las superficies de entrada - salida a edificios y conjuntos y el mobiliario urbano. Se incluyen los miradores y espacios de información que facilitan el entendimiento del sistema.
es posible contemplar:
• Vías delimitadas o segregadas.
• Implementación de materiales y texturas para mejorar
la integración visual, evitando rechazos de usuarios.
• Diseño de sectores de desplazamiento a nivel con
prioridad para ciclistas y peatones.
• Diseño de cruces y tramos viales a diferente nivel.
17. Criterios de diseño
Este manual prima al usuario como base del diseño y concibe
la red ciclista para ofrecerle una experiencia placentera y funcional,
antes que como mera infraestructura de transporte.
En este contexto, su aplicabilidad al diseño del espacio
vial-ciclista se propone bajo el concepto de atractividad.
Diversos valores de diseño urbano cualitativos que orientan
la formulación y responden la pregunta ¿qué hace
atractivo un lugar? De esta forma se integra al PMB2030
la siguiente estructura de indicadores: autosuficiencia,
confort, escala, variedad y calidad visual
18.1. Diseño de franjas y
superficies de circulación
Para todos los casos, las superficies de circulación deben
ser continuas sin resaltos o desniveles, bien drenadas y
adecuadamente diferenciadas con texturas y colores de
manera que permitan identificar el espacio ciclista. Se
debe prestar atención a las siguientes indicaciones:
La superficie final debe garantizar buena adherencia, especialmente
en condiciones de alta humedad o lluvia.
Las tapas y rejillas no pueden quedar en las franjas de
circulación y, si es el caso, no pueden presentar irregularidades
o desniveles.
Las texturas y materiales de las franjas deben corresponder
con el contexto urbano.
En ciclorrutas segregadas: deben disponer de elementos
de separación del tránsito vehicular según se muestra en la
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Figura 18-1. A su vez se deben incorporar cuando sea posible
en el trazado y en el entorno inmediato elementos vegetales
como árboles o arbustos, que provean una protección
climática a los usuarios y generen armonización paisajística.
En ciclorrutas compartidas: se señalizan y demarcan de
manera tal que permitan el uso compartido sin obstaculizar
la circulación de otros usuarios tal como muestra la
Figura 18-2.
En áreas recreativas y zonas verdes: para los paisajes urbanos y suburbanos se prefiere acoger la superficie dominante del pavimento con la adecuada señalización y demarcación. Es esencial minimizar el conflicto con las actividades adyacentes por lanzamiento de elementos
del juego o irrupción de personas, por lo que se recomienda la instalación de mallas protectoras transparentes o la configuración de un borde vegetal con plantas bajas.
La integración de red ciclista con o dentro de parques, plazas, equipamientos urbanos u otras facilidades y servicios, evidencia la armónica funcionalidad que suponen los elementos de la infraestructura ciclista de manera tal que contribuya a su realce, embellecimiento y sostenibilidad ambiental en caso de áreas frágiles o vulnerables.
En este tipo de sitios es recomendable:
con los existentes.
Instalar señales apropiadas.
Caracterizar entradas y accesos con mobiliario y señalización:
integración de ciclo-parqueaderos con otros elementos
propios del mobiliario respectivo.
El planteamiento de lugares o espacios de servicios de soporte
a la actividad, espacios de contemplación e información.
En zonas de tránsito calmado: el diseño de superficies en
zonas de tránsito calmado puede adoptar dos modalidades:
La demarcación y señalización adecuada sobre las calzadas
existentes.
El diseño específico de la superficie vial con demarcación
de la red ciclista, o demarcación y señalización de
vía compartida, el espacio de peatones y estacionamiento
de vehículos, arborización, juegos y mobiliario; esta alternativa
es la más apropiada para entornos residenciales y
centros tradicionales.
La calle necesita una intervención en conjunto que genere
una imagen acogedora sin separación entre la calzada y
la acera.
Se precisa generar elementos representativos o que inviten
al disfrute de las vistas cercanas y medianas, que
inciten finalmente a un tránsito automotor más lento.
18.2. Tratamiento de bordes
y cerramientos
Se refiere al diseño de sardineles y elementos de confinamiento
o separación entre franjas del espacio vial y a
los cerramientos contiguos a la red ciclista. En cualquier
caso los bordes se plantean sin aristas ni desniveles perceptibles
con la forma y tamaño adecuados, con la función
primordial de prevenir daños al usuario o el vehículo en
caso de caídas o colisiones.
Los cerramientos, salvo en puentes y otras condiciones
particulares donde resulte estrictamente necesario, se
proponen traslúcidos sin tramos ciegos o que obstruyan
la vista hacia o desde la franja ciclista.
Edificaciones: en tramos contiguos a edificaciones se
prefiere aislar la franja ciclista cuando esta se encuentre
cerrada con muros ciegos, en particular en longitudes
mayores a 30,00 m de recorrido.
Sentido de circulación: de acuerdo con el sentido de circulación en una vía en pendiente se presentan dos circunstancias: taludes ascendentes y taludes descendentes.
Cuando el talud contiguo a la faja ciclista sea en sentido ascendente y no esté separado por otra superficie (andén calzada vehicular) se debe contar con un aislamiento de al menos 0,40 m respecto de la faja ciclista, debajo del cual se incluyan las redes de servicios públicos que se requieran.
Cuando por el contrario el talud contiguo sea descendente, se prefiere trasladar la faja al costado opuesto para evitar accidentes por caídas o colisiones que resulten agravadas por la diferencia topográfica.
Las Figuras 18-3 y 18-4 ilustran las dos condiciones.
Figura 18-3. Talud ascendente
Fuente: Elaboración consultoría.
Figura 18-4. Talud descendente
Fuente: Elaboración consultoría.
Cerramientos: las vías ciclistas, dependiendo del paisaje y sector donde se encuentren, necesitan contenciones frente a distintos tipos de incursiones. Dependiendo del escenario se plantea:
En los paisajes urbanos y suburbanos la intrusión de vehículos es latente, por lo cual se recomienda implementar sistemas flexibles o bajos que demarquen con claridad la franja.
Estas marcas permiten el paso de personas con movilidad reducida, equipos de mantenimiento y emergencias y es una experiencia urbana más confortable para los actores en la ciudad.
Otro tipo de cerramientos son los planteados para sectores rurales, barreras de madera que favorecen la integración con el paisaje circundante.
Para los espacios verdes y zonas de recreación, se plantean barreras preferiblemente con plantas bajas o malla protectora transparente, que evita la invasión de elementos de juego.
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PARTE V - DISEÑO ARQUITECTÓNICO Y PAISAJÍSTICO |
De igual manera, para los accesos a franjas o áreas con
restricción, se plantean estos tipos de obstáculos abatibles:
Bolardos retráctiles: evita el paso a automóviles, funciona
con sistemas manuales o automáticos de bajada para dejar
paso a los automotores autorizados, es recomendable
para áreas centrales de prioridad peatonal y ciclista.
Chicana: compuesta por lo general por dos barreras separadas
que evitan el paso hacia el interior de la red a los
vehículos, se recomienda que pivoten sobre su eje para
dejar pasar a los servicios de mantenimiento o de emergencia.
Es recomendable para tramos en parques o zonas
verdes extensas.
19. decisiones de diseño
El diseño arquitectónico y paisajístico está relacionado con la búsqueda de la inserción, adecuación y articulación con el paisaje y entorno existente o proyectado.
Estas decisiones se refieren a la implementación de infraestructura con sensibilidad por el lugar.
A continuación se identifican los puntos críticos de atención en el diseño, en el paisaje y el entorno, frente a los parques, plazas y equipamientos, con relación a la coordinación de los elementos complementarios.
Inserción adecuada de la red en el paisaje y el entorno: los lineamientos de diseño de las franjas y superficies de circulación están definidos con relación a la inserción del tramo o proyecto de la red en el entorno y debe responder a las siguientes circunstancias particulares:
Identificación de puntos de interés visual.
Determinación del tipo y disposición de la arborización y masas vegetales.
Selección de mobiliario y tipo de iluminación a utilizar. Definición de materiales texturas y colores a emplear.
Identificación de espacios adyacentes para plantar árboles e instalar mobiliario (Garapen Iraunkorrerako Departamentua, 2006, p. 92).
Coordinación con elementos complementarios, mobiliario, señalización, arborización: la coherencia visual y funcional, la cualificación del espacio vial y la construcción de sentido de lugar son propósitos del PMB2030.
Por tal motivo se han desarrollado orientaciones asociadas con la elección y disposición del mobiliario y otros elementos que se detallan en la parte VI de este manual.
Esta armonización incluye:
Localizar nodos de concentración peatonal y ciclista previo
a intersecciones o accesos importantes.
Implementar ciclo-parqueaderos como estructuras que
contribuyen a la intensificación del uso de la red y a orientar
la circulación peatonal.
Agrupar elementos de mobiliario, señalización y arborización
para crear acentos en los recorridos y puntos focales.
Dicha agrupación y localización en ningún caso puede
implicar la interrupción del tránsito libre por las fajas de
circulación peatonal y ciclista.
Con relación a los emplazamientos para los ciclo-parqueaderos
otros criterios son:
Localizarlos en estacionamientos públicos o privados, disponiendo de varias plazas para bicicletas.
Priorizarlos en sectores con aglomeraciones de personas:
centros recreativos, deportivos, comerciales, culturales,
etcétera.
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